Desde la antigüedad, el comercio ha cumplido la función primordial de servir de puente insustituible entre la producción y el consumo.
Gracias a la cadena comercial, los productores pueden llevar sus productos al consumidor final.
Sin los comerciantes, los ciudadanos no podrían satisfacer sus necesidades.
Sin duda, el comercio es el eslabón final y primordial de la cadena productiva.