Con la guerra comercial perdemos todos. Es una verdad de a puño y por ello las exportaciones colombianas en este año no han reaccionado a pesar del aumento del precio del dólar de un 12% en lo corrido del año. Esa es una de las paradojas que se registran hoy: dólar caro y exportaciones paradas y al mismo tiempo, con dólar caro las importaciones crecen. Por ejemplo, en el segundo trimestre las compras externas aumentaron 8.2% en términos reales. Las disputas comerciales entre China y Estados Unidos provocan un descenso en la demanda internacional de bienes. Las previsiones de crecimiento del comercio internacional por parte de la Organización Mundial del Comercio bajan cada vez más: de un 3.7% estimado hace un año para 2019 bajó al 2.6% en febrero y ahora dice que sólo va a ser del 1.2%. Entre enero y agosto las exportaciones colombianas según DANE cayeron 3.8%. Otra paradoja es un crecimiento de la economía por encima del 3% en lo corrido del año acompañado de un aumento del desempleo y a la vez una reducción importante en la generación de empleo. El caso de la industria es muy llamativo porque ha destruido empleo. Al parecer a la industria no le conviene tanto la devaluación como se podría suponer, como quiera que al encarecerse los costos de los insumos importados, los empresarios del sector no generarían empleos adicionales, hipótesis que expuesta por ANIF. El sector de la construcción, que en este año tiene un crecimiento cero, muestra un fuerte aumento en el empleo. Otro contraste es el aumento en el crédito de consumo en este año, del orden del 8% en términos reales, pero al mismo tiempo se registra un índice de confianza del consu- midor por el suelo. Otra paradoja es el aumento del desempleo acompañado de una reducción en la informalidad laboral. Los observadores de la realidad económica están confundidos. Hasta el ministro de hacienda, en un gesto de honestidad intelectual, afirma no comprender qué es lo que pasa con los indicadores de empleo y desempleo.
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